“Dadle tierra a los muertos y dadle muertos a la tierra, claman, con casi heroico gesto, los profetas. Porque la tierra no se cansa de saberse tierra ni de nutrirse con la madera de los muertos que vivieron de chuparle su savia saludable.” Camilo José Cela
Juego
Cuando pare la lluvia...
Jugaré con tu sombra, cubriré mis ventanas,
liberando mis sentidos olvidados.
La sombra oculta, silenciosa,
esclava de la forma, tomará luz propia,
hablará de los espectros que teme,
hablará del color y el sonido, de los pasos de la infancia.
Cuando cese la lluvia...
Tus manos recorrerán mis pies fríos.
Entonaremos juntos el "gloria inmarcesible",
dejando los recuerdos en una caja de cerillas de cartón.
Cuando pare la lluvia...
Me embriagaré en los rostros que te habitan.
Reencarnaré en tus aguas, beberé de ellas.
Naceré en tu cielo, moriré en tu suelo, resucitaré en tu aliento.
Calentaré mis manos en tus entrañas.
Cuando cese la lluvia...
ya ebria y resurrecta, jugaré con el lenguaje,
descifraré sus trampas.
El dolor nos persigue yo lo presiento,
tú lo sabes.
Dolor, me desintegro, me integro, me fundo, me confundo.
No ha cesado la tormenta, todavía llueve.
Me enseña los cadáveres del día,
reconoce sus muertos en mis ojos.
Asesinatos sin nombre en las cortinas de fuego.
Sangre sin sabor, llantos sin cuerpos.
No cesa la tormenta.
Te habito con las sombras al otro lado de mis sueños.
Paisajes de metal, monedas brillantes,
romerías de gente al caminar,
silencio,
silencio cómo oprimes mis gritos,
cómo me ahogas.
Persigo el fantasma de papel que me regala acertijos de tiempo.
Descubro los rostros del pasado en la claridad de la tinta.
¡No aguanto más!
Arranco, descubro mis ventanas.
Naufrago en los escombros,
piso las ruinas de tu suelo.
¡Cómo quisiera arrancarte tus miedos!
Revivir tus muertos,
devolverte el alma,
regalarte mis sueños.
Recordar el escondite del árbol de la vida,
hablar con la serpiente vendedora de manzanas a escondidas,
comprarle un suspiro eterno,
secarte las lágrimas,
robarte un solo beso.
¡Qué cese la lluvia!
¡Qué pare la tormenta!
Quiero que hagamos el amor para que deje de llover...
Beatriz Giovanna Ramírez
Beatriz maravilloso poema, siempre sigo tus huellas y me deslumbro con tu esencia exquisita. Un abrazo muy grande desde Mendoza, Argentina.
ResponderEliminarUn poema exquisitamente estrujante, Beatriz. Felicidades. Síguenos conmoviendo, despertando, regocijando con tu poesía. Somos hermanos de una misma cicatriz, ¡Un abrazo y éxito, siempre!
ResponderEliminarHola, Marcos: Muchas gracias, tus palabras son muy estimulantes. Un abrazo afectuoso.
ResponderEliminarPilar, gracias siempre por tus palabras. Un beso.
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