Pincelada rosa, entre vistas

domingo, 22 de mayo de 2011

El caldo de un cocinero

Los cuchillos no sólo rebanaron las patatas; también, cortaron la carne. En una mesa rota, brillaba un corazón que habían arrancado de golpe. Latía aún el corazón en la tabla, por una herida abierta seguía sangrando. El cocinero tenía agua a borbotones para hacerse un caldo.


Beatriz Giovanna Ramírez