Pincelada rosa, entre vistas

lunes, 8 de marzo de 2010

Mujer






Yo te miré en el espejo llorando
y decidí secarte las lágrimas.
Una a una.
Hasta que tus ojos, mis propios ojos,
se despidieron de la tristeza
e irradiaron la alegría que se despidió del llanto.
Mujer:
El amor nunca llegó a  tu casa en los brazos de un hombre.
El amor brotó de tu vientre dejando una herida por la que manó la vida.
Un hombre tiene trazada su propia ruta
e impaciente atraviesa lo imprevisto.
Mientras tanto, Mujer, tu brújula, latido a latido,
te conduce por la ruta inefable de tu corazón.
Mujer:
Tu sonrisa está llena de verdes caminos
en los que palpita la felicidad.
Eres libre, estás llena de luces y colores,
en tus manos has arrullado a tus hijos
y has soñado los sueños más hermosos,
has derramado de tus pechos la leche con sabor a verdadero amor.
Mujer:
Te alimentas de luminosas sonrisas en los columpios de la vida.
¡Sonríe!
¡Qué la sonrisa sea tu escudo!
El sube y baja, como una espada, en muchas ocasiones te ha herido,
pero las heridas sanan.
Mujer, vuelan las cicatrices a la memoria
para fortalecer nuestros recuerdos, haciéndonos más sabias.
Mujer:
No te derrumbes que a tu lado crece: la vida y la esperanza.


Beatriz Giovanna Ramírez



sábado, 6 de marzo de 2010

Renacer


Un día se despertó con ganas de ser otra. Se peinó de manera diferente, descubrió que tenía ropa bonita en el guardarropa, se maquilló, cogió el teléfono y llamó  a un número al azar. Alguien le contestó.
© Beatriz Giovanna Ramírez