Pincelada rosa, entre vistas

jueves, 20 de agosto de 2009

Tú y el vino

Se derrama la tarde
embriagadora y húmeda,
el sol se agita
con sus chispas
orgásmicas,
se siente en su hálito
cómo germina mi piel.
Piel de seda que siente
la ausencia del vino,
piel sedienta de ti,
sed desesperada,
sed mendigante,
sed qué no saciaré
esta tarde sin ti.
Piel que no olvida
piel infatigable
piel que te seduce
piel que te extraña
cuando amanece,
cuando atardece,
cuando anochece.
Brotan por mis poros
potros desenfrenados
que inquietan mi erotismo
desbordando mi pasión;
florece en mi boca
el sabor a vino
que te acompaña.
Tú y el vino
son sinónimos,
dulces y exquisitos;
me embriagas
enamoras y fascinas;
balsámico, seductor
hechizante y tentador.
Bebida de dioses
que ahora es solo mía
en el respiro de tus manos,
en el suspiro de la tarde,
en la mañana de la vida,
en el susurro de los pasos,
y en escapar de la rutina.
Tú y el vino
me embriagan,
me declaro débil y dominada
a tu fragancia,
a tu fulgor, a tu sabor,
tú y el vino
me hacen olvidar el dolor.
Tú y el vino
me duelen
en este atardecer sediento 
sin ti
y sin vino…



Beatriz Giovanna Ramírez