Pincelada rosa, entre vistas

lunes, 18 de abril de 2011

La casa de enfrente

El césped se veía más verde que el suyo, las flores eran más hermosas. Y el coche, ay el coche, justo el “Porsche” que él siempre ha soñado tener, pero nunca tendrá. Ahí sale, qué estilo, qué armonía de movimientos. Seguro que va a buscar a Valentina. Pero no la encontrará. Valentina está con él, aunque no tenga un césped tan verde, ni un jardín rebosante de flores ni un “Porsche”. Él es él, y Valentina lo sabe. 


Beatriz Giovanna Ramírez

2 comentarios:

  1. Valentina es una mujer sabia. El relato es una maravilla.
    Abrazos.
    Antonio.

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  2. Nosé, Valentina, mira que si luego él —ese qu3 es él— se fuga con otra, un suponer, la amiga de ella, y encima le vacía la cuenta corriente a la muy infeliz. Estas cosas, querida, suelen pasar y por si las moscas, más vale, Valentina mía, que ella jugara finamente a dos barajas, y si puede, a tres.

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