Pincelada rosa, entre vistas

domingo, 22 de mayo de 2011

El caldo de un cocinero

Los cuchillos no sólo rebanaron las patatas; también, cortaron la carne. En una mesa rota, brillaba un corazón que habían arrancado de golpe. Latía aún el corazón en la tabla, por una herida abierta seguía sangrando. El cocinero tenía agua a borbotones para hacerse un caldo.


Beatriz Giovanna Ramírez

2 comentarios:

  1. Vaya enyesque, querida amiga. Duros los ingredientes, pero me gusta tu manera de deshacer el cuerpo del lenguaje.
    Un abrazo.

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  2. En este pequeño artículo literario está plasmada la ambición, el hambre de dominio, la sed de grandeza ¡Qué sé yo! de los poderosos y fuertes con deseos de obtener lo cometido a costas de los débiles que sufren por las injusticias de estos señores dominantes que cuentan con las armas para dominar... Excelente... Me ha gustado

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