Mi madre me quería mucho pero teníamos que comer,
así que me dejó sola, bajo llave, en una habitación sin ventanas,
me comía las uñas, soñaba en el parque montando una bicicleta,
no aprendí a montar alguna, pero en mi invención
piloteaba hasta aviones de guerra.
Mi madre me compraba libros de segunda e innumerables cuentos.
Me hablaba de los peligros de ser bonita en la ciudad.
Lloraba sola de mi suerte, reía escondida en mi cuarto húmedo.
Adivinaba mi cielo nublado y frío.
Me sentía pequeña e indefensa, pero llegaba la hora de la venganza:
Era pirata y cortaba las cabezas de los hombres del saco.
Era la niña de mamá que con pistolas y espadas defendía ser niña.
Beatriz Giovanna Ramírez